2014
Venecia suena como ninguna ciudad del mundo. La música inunda sus calles como el agua de la laguna penetra en el corazón de la Plaza San Marcos. La ciudad es una obra de arte en sí con sus palacios e iglesias; es también un milagro de supervivencia: potencia marítima en el Siglo XV, burdel de Europa en el XVIII, o supremo destino turístico en el XX, ninguna ciudad puede enorgullecerse de semejante pasado. Inspira al mismo tiempo a músicos y pintores, a Tiziano y Gabrieli, Veronés y Monteverdi, Tiépolo, Canaletto y Vivaldi. La música es omnipresente desde las suntuosas celebraciones de la Serenísima, los fastos litúrgicos de la basílica de San Marcos, a los licenciosos carnavales o las barcarolas de los gondoleros. En el XVI los Gabrieli, tío y sobrino, escenifican con sonido el poder del Serenísimo Dogo, en el XVII Monteverdi da forma a lo que hoy conocemos como Ópera, un siglo después Vivaldi escribe una de las más exitosas obras de todos los tiempos: Las Cuatro Estaciones. Y en el XIX, las masas enfervorecidas aclaman los triunfos de Verdi y Rossini. Wagner muere en el Gran Canal.
Aparecieron maravillosamente entrelazados dos de los mayores placeres de la vida, dos de las mayores creaciones del espíritu humano: Venecia y la Música.
Programa
12 de febrero: Serenisimae Pompa.
Los Gabrieli.En las ocasiones festivas el héroe no es el santo cuyo día se celebra, y aún menos cualquier veneciano particular: es la propia Venecia. El esplendor de Venecia nunca fue descartado como ardid político. Como cualquier gran belleza, Venecia consciente de la suya, la usaba a conciencia ante el mundo. Dos músicos, Andrea y Giovanni Gabrieli, darían a su fasto el único rasgo de belleza del que carecía por razones evidentes: el espacio.
19 de febrero: el Divino Claudio.
El siglo XVII comienza en Venecia de manera sensacional: ¡La república entera es excomulgada! La reacción de los venecianos estuvo a la altura del acontecimiento: se entregaron alegremente al teatro callejero, y a las representaciones musicales escenificadas. De la mano de Monteverdi, Venecia denostada, amputada, y excomulgada, mostrará al mundo la Obra de obras, un nuevo espectáculo musical que cambiará el rumbo de la música para siempre: la ópera. Esta fue su respuesta al interdicto romano.
25 de febrero: Castrati en Venecia.Aunque la fabricación de castrados era de origen napolitano, sin cantar en Venecia ningún cantante podía pensar en hacer una carrera de renombre. La ciudad llegó a tener hasta siete teatros líricos en funcionamiento simultáneo. La carrera hacia el exceso estaba trazada.
5 de marzo: Antonio Vivaldi.Ninguna ciudad del mundo tiene su propia música a modo de postal… Venecia sí. Y tal vez una de las más alegres y universales jamás concebida por los hombres: la de Vivaldi.
12 de marzo: el Hundimiento de la de la Serenísima.
El siglo XIX fue el más triste de la historia de Venecia. la Serenísima ya no existía. Sin embargo en esta ciudad devenida fantasma tendrán todavía lugar algunos de los estrenos de los principales títulos operísticos aún presentes en nuestros días. Precisamente en un teatro aún hoy en funcionamiento cuyo nombre profetiza su propia historia: La Fenice.
Una visión muy personal sobre Venecia y lo que sucedió allí en torno a la música. Todos pasaron por allí marcando una época y a una ciudad.