Intrigas y conspiraciones en la Corte de los Tudor

Dos personajes brillantes que coincidieron en la época y en las responsabilidades, uno, hombre y católico, otra, mujer y protestante.
Ellos son los protagonistas de este curso, peculiar donde los haya, lleno de historias sobre poder, deber y egocentrismo.

El programa fue el siguiente:

8 de abril

Los dos rivales cara a cara:
Personalidad de cada uno de los dos protagonistas. Diferentes desde la cuna: Felipe II (1527-1598), monarca y heredero por derecho propio del más vasto y poderoso imperio jamás conocido hasta el momento. Isabel I Tudor (1533-1603), en cambio, hija de una reina decapitada, repudiada por su padre, considerada bastarda por su hermana e intentando sobrevivir a todos los peligros de la Corte de los Tudor, fue una reina que se hizo a sí misma. Felipe, paladín y defensor del catolicismo en Europa, Isabel, pragmática y calculadora, se deja cortejar por los protestantes hasta que estos la convierten en su única esperanza frente a la “tiranía” española. Uno, ultracatólico convencido, martillo de herejes, la otra, ultra práctica e interesada, siempre a favor, no de la religión, sino de su reino, y solo cuando ambos intereses coincidían, fue implacable contra los católicos. Uno, hombre, la, otra mujer -esta obviedad, no lo es tanto en un mundo absolutamente regido y diseñado para los hombres como es el siglo XVI-. Los dos, fueron considerados maquiavélicos por sus contemporáneos; uno, “el diablo del mediodía”, la otra, “la Jezabel del Norte”; pero sobre todo, fueron y serán dos grandes personajes históricos de primera categoría.

22 de abril

Situación político-religiosa de Europa en la segunda mitad del siglo XVI: “La Europa dividida”:
Europa arde en conflictos bélicos, civiles e internacionales; el odio y el fanatismo religioso se instalan por igual en los dos bandos, el católico y el protestante: Guerras civiles de religión en Francia, Guerra entre España y los Países Bajos, Autos de fe en España, conspiraciones pro católicas en Inglaterra, derrocamientos en Escocia, revueltas en Irlanda, etc. Desde el Concilio de Trento se había producido una guerra sorda entre dos bloques antagónicos: al sur de Europa, los católicos, frente al norte protestante. Felipe e Isabel, líderes de estos dos bloques: los católicos de toda Europa miran al rey de España como su salvador y los protestantes a Isabel. A pesar de todo, tanto uno como otro buscan la paz a toda costa, prefieren la guerra sorda, la de la diplomacia, pero una diplomacia maquiavélica, es decir donde todo vale para conseguir unos fines, es  la guerra secreta que se urde en el seno de las cortes del Renacimiento, no menos implacable que la que se libra en los campos de batalla.

29 de abril

El arte de la diplomacia en el Renacimiento y la guerra soterrada del espionaje
Como en nuestra reciente época de la guerra fría, existió en el XVI una guerra soterrada, basada en la intriga, el espionaje, los complots, etc. El papel de los embajadores como espías al servicio de la religión y de sus naciones de origen. El oficio de un buen embajador: ver, oír, callar e informar a su monarca. Los servicios secretos de los embajadores españoles en Inglaterra: las pagas a los confidentes, los dobles espías, la cifra en las cartas, los correos, etc. Cómo se tramaba un complot en la corte de Isabel I Tudor. Los católicos ingleses anteponen su lealtad a su fe a la del nacionalismo: a través del embajador español en Londres, trabajan en secreto a favor del rey de España y del Papa contra su propia reina.

13 de mayo

María Estuardo, caballo de batalla de los católicos ingleses para dar el jaque mate a su propia reina, Isabel Tudor
Las tribulaciones de una reina hasta dar con sus huesos en una prisión: ex reina de Francia, reina de Escocia y, según ella misma y de muchos adeptos, la verdadera reina de Inglaterra, María Estuardo acaba su alocada vida de reina para pasar a ser una prisionera de su prima Isabel. Dos reinas en un mismo reino, una católica y otra protestante, mala cosa. Mientras María Estuardo esté viva, representará un peligro potencial para Isabel. Los intentos por salvar a María de su cautiverio y ponerla en el trono de Inglaterra, derrocando a su prima e instaurando nuevamente el catolicismo en el reino: La revuelta de católicos del norte de Inglaterra y la traición del duque de Norfolk. Isabel es excomulgada por el Papa. El complot de Ridolfi. El sueño de don Juan de Austria de rescatar a la reina católica cautiva y convertirse él mismo en rey de Inglaterra y sus consecuencias en la corte española.

19 de mayo

Los complots de católicos que llevaron a María Estuardo al patíbulo
El complot de Francis Throkmorton y la complicidad del embajador don Bernardino de Mendoza. Mendoza es expulsado del reino y Felipe II le envía como su embajador en París. Mendoza jura vengarse de la reina hereje y de todo su gobierno. Desde París trabaja sin descanso para hacer realidad su sueño, ver a María Estuardo en el trono de Inglaterra y asesinar a Isabel I. Todos los personajes ingleses descontentos con el régimen de Isabel cruzan el Canal para ponerse al servicio del embajador español, y por ende del rey de España. Felipe es cauto y rehúsa una y otra vez la empresa de la invasión de Inglaterra, sin embargo, en Inglaterra se ha instalado el miedo a dicha invasión.
El golpe final: el complot de Anthony Babington. Sir Francis Walsingham, maestro de espías de su majestad la reina Isabel y ardid intelectual de dicho complot. Se utiliza a un doble espía al servicio de Walsingham para hacer de gancho con el fin de que se ponga en marcha un complot para incriminar a la reina María. Ésta muerde el anzuelo. Se pone en marcha el mecanismo represor y se detiene a todos los conjurados justo cuando iban a actuar.
Proceso contra la reina María de Escocia. Sentencia de muerte. Es ejecutada cortándole la cabeza.
Esto supone la gota que colma el vaso para que Felipe se decida a actuar y a preparar lo que se dio en llamar “La Empresa de Inglaterra”, o por lo que es más conocido hoy en día: “La Armada Invencible”, punto de inflexión en la guerra entre España e Inglaterra, inclinándose la balanza a favor de esta últimas.